12. Hernán Tejerina

Hernán es complicado de describir y quizá sea eso lo más destacado en él. Permanentemente pensando desde su personalidad inclasificable. Con la seriedad más absoluta hace reír a carcajadas a quien lo entiende. Explicador metafórico de vocación. Amigo de la buena charla, ilustrado, locuaz, bueno escuchando y excelente entendedor. Pero yo me animo a describirlo con una sola palabra: Apasionado.

Según su método capilar de datación, no nos veíamos desde hace 15 años. Según él no nos vemos desde que yo no tenía canas y él tenía pelo. Nos conocemos desde que éramos estudiantes en la Fundación (FAECC, no pongo el nombre completo por no hacerle publicidad). El venía de la carrera de Letras, dejó los libros pero ellos jamás lo dejaron a él, siempre en nuestras charlas aparecen nuestros amigos en común, Nietzsche, Séneca o alguno de aquellos librejos que leímos de adolescentes.


Menú: Hamburguesas completas (con lechuga, tomate, queso y huevo frito) con papas al horno. Benjamín Nieto Senetiner Merlot con notas de jazz y el mejor café del mundo y Chet Baker de fondo.


Apenas recuperado de una gripe, vino a casa muy a su estilo, con la excusa de no haber entrado a internet en toda la semana no hizo caso a ninguna de las premisas de estas cenas. No me envió la lista de ingredientes, no me enseñó a cocinar nada y no sólo no cocinó sino que se quejó de que yo sacara la única foto que tengo de la cena: - ¡Sentate a comer y dejá de sacar fotos!.

Falta lo mejor
Recordamos a los viejos amigos y compañeros de aquella Fundación que compartimos y que ahora lo tiene de Director de la carrera de publicidad. Rafa, Leandro, Viktoria, Marcelo y muchos más. Recordamos aquella campaña del vino Cuvé de Trapiche, subida de tono y muy a su gusto provocador de los placeres terrenales, que a mi juicio hoy es perfectamente actual publicable.

Hay un agradecimiento que le debo a Hernán, aunque se lo dije en su momento, me gusta la idea de que lo sepan los demás: Siendo él Director Creativo de una pequeña agencia de publicidad, me llamó como Director de Arte y me contrató sin presentar curriculum alguno al dueño. Sólo mi cara como credencial de loco y lo que el habló de mi bastó para trabajar allí. Fueron años maravillosos en los que conocí a Elio, redactor de un talento brillante, el mejor escritor con la peor caligrafía que conozco (otro amigo que no se digna a venir poniendo excusas futboleras).

Con Hernán siempre hablamos mucho y jamás del mismo tema (exceptuando su pasión por el género femenino). Habla con fluidez de orador experimentado sin subirse al púlpito del sabelotodo. Cuenta sus cosas más íntimas con la soltura de una charla de ascensor. Cuenta su vida de una manera sorprendente: Ama su vida, su forma de pensar y de sentir. Melómano vicioso, cuenta de su producción musical con un orgullo propio que contagia las ganas de escuchar de qué se trata.

Es tan apasionado en sus relaciones, su música, su carrera, su familia y todo, que no atiende a protocolos, se divierte y se nota cuando está a gusto, como anoche.