33 - Emi




Hace pocos años lo vi por primera vez y ya es parte de la familia a la que llamamos “Conchupancia porteña”. De pura casualidad, conocí a este personaje en la cocina de mi casa. Digo de casualidad porque dependió de factores fortuitos, el primero es que Alé es budista de Nichiren Daishonin, una rama japonesa del budismo, que probablemente no supieras como yo tampoco porque son muy respetuosos y no andan por ahí tocando a la puerta de nadie. Otro factor que influyó es que nos mudamos a una casa espaciosa. Otra, su desfachatez amable y agradecida y la última más inesperada, que la hermana de Alé (Caro) también es budista.

Los budistas no van a templos pero se reúnen semanalmente y cuando nos mudamos a la casa espaciosa (que nunca usé para estas cenas), Alé la ofrecía para estas reuniones semanales de unos 10 practicantes y yo me recluía en la cocina. También lo hacían el primer sábado de cada mes, pero más multitudinarias donde hablaban de la práctica. A esas venía Emi. Nunca lo hubiese conocido porque yo no participaba, pero él era de los pocos que se acercaban a mi a saludarme y agradecerme por haber cedido la casa.

Siempre con una sonrisa, un chiste fácil e ingenioso, un invento, una historia. Él no se extiende en los detalles, te cuenta una anécdota en dos o tres frases precisas que terminan en una carcajada.
Organizador nato o quizá producto de su experiencia en producción audiovisual de cine, está pendiente de los detalles y ve el conjunto. Me contó mientras cocinábamos cómo el budismo lo ayudó en su capacidad de ver el lado bueno de las cosas y a enfocarse.

Primero fuimos al supermercado a hacer las compras y ya en casa nos concentramos en la cena. Eligió una extraña receta de pasta al limón. Con pelapapas hizo tejas de cáscara de limón y las rehogó en una sartén. Después los pasamos por la licuadora para dejarlos en pequeños pedacitos. Volvió a ponerlo en la sartén y les agregó crema de leche. Dejé que él pusiera los fideos en el agua porque cada tano tiene su método… y si los hubiera hecho con el mío era más que seguro de que lo hubiese hecho al revés. Es tan tano Portino que ni siquiera controló la cantidad de minutos que hirvieron, lo hizo a ojímetro.

Contó su paso por el teatro y la organización de la versión argentina del Burning Man  y a su nuevo emprendimiento LIMA CREATIVE HUB  en el que ofrece su enorme experiencia, su capacidad de organizar y su enorme creatividad que le permite desarrollar estrategias desde nuevos puntos de vista en consultoría creativa, branding, diseño web y marketing digital.

Menú: Bucatini alla crema di limone (esos espaguetis que tienen un agujero), salsa de crema de limón, mostaza en grano, nueces, reggianito y cilantro… Un rico “Las Perdices” cabernet sauvignon y una espectacular torta de Juliana Mateus.

Emi es un tipo que se hace querer, no estoy seguro pero da la impresión de tiene un millón de amigos como Roberto Carlos, que no se puede ir por la calle con él sin que se encuentre con un viejo conocido, un amigo del colegio o a algún antiguo compañero de trabajo. Por cierto, la única vez que salimos a cenar con él se encontró a un grupete de 3.

Además de ser gallinas, compartimos la “naturaleza dispersa” con la que nos permitimos saltar de tema en tema y si empezamos hablando de dibujos animados pasamos por la política, la literatura, anécdotas, información, proyectos, nuestras charlas parecen una tanda publicitaria… cada 30 segundos un tema distinto. Imposible seguir el desarrollo de la conversación ni qué nos trajo a hablar de Ren y Stimpy.

Alé llegó con una torta de Julia Matheus impresionante y bellamente adornada, se unió a la charla con el cuñado Emi. No les había contado que de no ser porque lo conocí en aquellas reuniones en casa lo hubiese conocido de todas formas porque fruto de esas reuniones budistas Caro, mi cuñada (hermana de Alé) conoció a Emi se enamoraron y hoy son una feliz parejita llena de proyectos que ¡lo convirtió en mi cuñado! ¡Qué lindo tenerte otra vez en casa!

32 - Elio (Daniel) Puntieri.


No recordaba de dónde lo conocía a este pibe. Nótese que hoy voy a escribir en porteño profundo, porque si hay un porteño ese es Elio. Orgulloso nieto de inmigrantes italianos, Elio es “la Biblia y el calefón”. Elio, criado en el epicentro de Buenos Aires, que no dañó a nadie de casualidad cuando de niño arrojaba adornos desde un piso 12 en Acoyte y Rivadavia, es la porteñidad.
Creador de la frase: “Preguntale a Nacho porque si no lo sabe lo inventa”, un tipo extraordinariamente creativo de los que hay pocos en el mundo. Creativo en general, publicitario en particular.

Aprendí mucho de Buenos Aires con Elio, porque yo, metido en mi mundo de Palermo no tenía mucha idea de lo que pasaba afuera.

Elio era (ya no) un tipo sin sonrisa pero con risa. Esos tipos que no hablan hasta que dicen y cuando lo hacen es una carcajada segura. Nunca desperdicia palabras, todo tiene otro sentido, siempre es agudo, mordaz. Hoy es un tipo abierto y sin mordaza, dice lo que piensa y  (la novedad) lo que siente. Es sentarse y empezar a reír de sus ocurrencias, pero sobre todo de su enorme anecdotario familiar.

Menú Ceviche de lenguado, cebollas coloradas, limones, naranjas, cilantro no porque lo odio, camarones,  pepinos,  morrón y ajo.

Llegó bastante puntual, supongo que porque era Mardi gras (martes de carnaval) yo previamente había comprado los ingredientes en el Barrio Chino, un gentío infernal por carnaval y porque además era Año nuevo chino. Cometí el error de comprar un vino blanco ¿no se supone que el pescado se acompaña con vino blanco? Bueno, no… - el vino blanco no es vino, me dijo. Por suerte el había traído un vinazo: Cuvelier los Andes 2012.

Casi no me dejó hacer nada y lo poco que hice lo corrigió, la forma en la que había cortado las cebollas. Nos contó sus anécdotas y nos hizo reír a carcajadas. Había olvidado su paso por Bariloche. Olvidé sacarle fotos a él y al ceviche… cosas que pasan cuando te juntás con Elio y escuchás sus cuentos.

Es redactor publicitario (esos creativos que laburan poco) creo que estábamos en Tonal (una agencia de publicidad) y el tipo fue a una entrevista con Ojeda con su caja de madera cerrada con cadenas y candados. Consiguió un laburo pero nos llamó a Leo y a mí. Empezamos a hacer lo mismo, trabajar a medio tiempo en la agencia que llevaba la comunicación de ESPN. Después todos nos mudamos a allá. Hicimos cosas inconfesables en “Había una vez” (campañas para Menem) pero ya prescribieron, me parece.

Elio es para mí uno de esos amigos que son los hermanos que se eligen. Creo que él invento el concepto de amigo que aún sostengo: Sentís que si tuvieras un problema a las 4 de la mañana, podés llamarlo y viene o venite, es igual, son los que sabés que están, los incondicionales.

Todo tiene que ver con todo

Elio, hincha de Ferro, verdolaga y de la locomotora del Oeste, tiene una pluma exquisita. Ustedes no saben cuanto. Tiene una prosa muuuy Edgar Alan. Nadie sabe por qué no editó su libro, nos lo debe, pero tuvo un Blog en que nos deleitaba a todos con su estilo de Novela negra policial. Por él conocí a Philip Marlowe, un parsonaje oscuro de Raymond Chandler que era su inspiración, jamás leí un libro de él, pero me quemó la cabeza por años con sus historias.

Hoy me entero de que sí, que escribió el maldito libro y que en breve estará entre nosotros. Ya sabremos de qué se trata, seguramente un policial misterioso e intrincado como Elio(t) es. Le advertí que si no me toca a mí diseñar su tapa va a tener que escribir otra novela policial, donde la víctima será él.

Tiempo después de separarnos porque no quiso laburar en ESPN, nos juntábamos en Tancat (una tasca catalana) a comer tortilla española y otras delicias, me parece que una vez por mes, y nos poníamos al día. La última fue con Leo en su departamento frente a Ferro, es extraño como después de tantos años seguimos siendo los mismos.

Así era el ceviche, pero olvidé tomarle foto...
Elio es un poco amargo... primero porque es hincha de Ferro, después porque le gusta Tom Waits (o como se escriba) después, porque le gusta serlo. Es crítico, agudo, punzante, inteligente, juicioso, a veces clarividente. Pero tiene un corazón que yo no conocía: sus hijos.  Al primero lo llamó Dante, me extrañó que no lo llamara Timoteo.  A la segunda Olivia, nombres memorables, como él.

Una de las anécdotas, por poner un ejemplo es que cuando era chico, cuando todavía no sabía caminar descubrió que el solito podía hacer andar al cochecito. Alguien de la familia lo filmó y lo usó en un comercial de Mercedes Benz! ¿Increíble? Con Elio pasan esas cosas.


M.B.PEDALES-MPEG-1 from Elio Puntieri on Vimeo.


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31 - Gonzalo Pellet Lastra

Gonzalo debió haber sido mi amigo desde hace 20 años, cuando lo conocí en algún cumpleaños de Mateo y cuando fundaban el estudio de arquitectura donde ahora felizmente trabajo. Pero no ocurrió.

Lo que ocurrió es que 15 años después, recalé en su estudio de arquitectura IMA Architects que comparte con Mateo para hacer trabajos esporádicos a pedido y me volví a encontrar con él: mezcla rara de un tipo de paciencia infinita, concentración y sonrisa permanente. Así que ayer, lo declaré oficialmente mi amigo.

La capacidad de Gonzalo de concentrarse y hacer arduas tareas, es increíble. Compartimos lo sigiloso, nunca se está seguro de cuando llegó, si está o si se fue. Muy Pellet el toque Ninja de desaparecer. – ¿Y Gonzalo?. Se fue, está abajo, no sé.
Tuve hace años el enorme orgullo de diseñar la tapa de uno de los libros de su padre, Arturo. Librazo que estuvo expuesto en ferias como la de Frankfurt, pero el autor dice que si llegó hasta allí fue por la tapa… ok, muy Pellet Lastra todo, un grande.

Trabaja de lo que te gusta y no tendrás que volver a trabajar.

Gonzalo, aunque es un arquitecto experimentado con más de 200 obras en su haber, es cariñoso y tranquilo. Te saluda con un abrazo, un mimo, una sonrisa. Se detiene a preguntarte cómo estás. Un distinto. Prefiere diseñar a mano y sus dibujos son asombrosos. Familiero y amiguero mal. Un disfrutador de la vida, de su familia, los deportes y el trabajo. Evita y enseña a evitar el stress.
Tocando el cuatro venezolano
Hace ya muchos años, su espíritu libre lo llevó a Venezuela de aventuras, pasó allá una temporada y conoció sus costumbres y su gastronomía. Era de esperar que eligiera en casa comer arepas.  En eso estamos, pero le toca hacerlas a el por primera vez.

Hay arepas de muchos colores y sabores, pero las que me gustan a mi se llaman “dominó”: rellenas de caraotas y queso amarillo rallado. Ese queso no existe en Buenos Aires, pero el sardo fresco es una buena alternativa porque es igual de salado.

Las caraotas (porotos negros) tienen su rito aparte, hay que “escogerlas” puñado a puñado y elegirlas. Hay que eliminar piedras, si las hubiere, las partidas o las que no tienen el color deseado negro, las hay marroncitas. Luego a ponerlas en remojo para el día siguiente. Así que me puse el domingo a adelantar esa tareita artesanal. Le encantaron por suerte.
Gon es un trabajador incasable y maratónico que compensa con su gusto por el “kite”: mezcla te parapente con ski acuático. Tal es así que llegó tarde y todavía seguía hablando de trabajo por el celular, por suerte pudo desconectarse.

Esperamos que Alé llegara para que nos ayude con las arepas: tortitas de harina de maíz conocida como PAN. Es la comida más popular y tradicional de Venezuela. Al llegar Alé lo puso a trabajar: Hacer la mezcla de harina agua y sal y ponerse a hacer los bollos de masa. No le fue bien y en lo que él se demoró en hacer una, Alé hizo todas las demás. De ahí al horno unos minutos. El rallador de queso oficial de la casa es Diego así que le pedimos dedicarse a la tarea.

Menú: Arepas dominó, rellenas de caraotas (porotos negros) y queso sardo fresco con música de 4cuatro interpretada por Alé y Gonzalo.

Hablamos de aquel viaje a Venezuela, de sus antepasados Pellet-Lastra y de la vida en general. Nos divertimos explorando los planos antiguos de la Ciudad de Buenos Aires que tengo en casa.

Gonzalo es siempre cordial y afectuoso incluso con clientes y, lo más difícil, con proveedores a los que a veces hay que reclamarle con firmeza para que cumplan plazos y calidades. Siempre tiene una sonrisa, un modo calmo, un humor sin ironía. Gonzalo es el compañero de trabajo ideal, y si resulta ser tu jefe, mucho mejor.




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30 – Padma (Sylvia Briceño Aranguren)

Aunque Padma tiene mundo, tiene mucho más que eso tiene SU mundo.  Para mí, que estoy en las antípodas de su pensamiento, resulta un misterio. Su mundo es profundamente espiritual, de energías y significados ocultos para mí.

Todavía no decidimos cómo nos conocimos, pero debo reconocer que es como si nos conociéramos desde siempre o de otra vida (si eso existe). Lo que sí recordamos fue aquellos días que pasamos en su lugar en este mudo terrenal: Bejuma. Un pequeño pueblo rural en el que ella tiene una hermosa casa solariega con un increíble jardín. Allí (mientras se podía) organizaba encuentros de personas de orígenes y personalidades completamente distintas.

Así fue que la visitamos con Alé y mi hija Helena en aquel viaje a Venezuela. En la casa, en ese momento, había un escultor afamado con sus dos hijas, una de ellas tocaba el chelo. Un cocinero que buscaba sus ingredientes en el jardín de la casa con su mujer chocolatera de Paria, su bebé de días y su niño de 5 añitos. ¡Hasta un Chamán había! Así que con esta mezcla variopinta hicimos diversas actividades como ritos, fuegos y ¡fuimos los alumnos de la primera clase de Biodanza de Padma!

Preparé los ingredientes de la ensalada: Dos clases de lechuga, zanahoria, pepino, radicheta, rúcula, tomatitos cherry cortados al medio y palta. Mientras Alé tocaba el cuatro Padma rehogó champiñones que mezcló con cebolla sofrita a los que le agregó una salsa blanca (bechamel) y un toque de champagne para el relleno de los creps que luego haría Alé.

Los creps quedaron espectaculares, sobre todo el toque ese del champagne. Para la ensalada hizo una vinagreta de salsa de soja, aceite de oliva, mostaza, ajo y sésamo tostado.

¿Para qué resumir si tenemos tiempo para contarte toda la historia?

Padma es generosa en los detalles, no titula ni resume, cada una de sus divertidas anécdotas es narrada minuciosamente, así que es difícil interrumpirla para preguntarle algo, pero como no suele saltarse ninguna parte, es innecesario, tarde o temprano dirá lo que uno quería que explicara mejor.

La conversación transcurrió como siempre, con alegría y con sus anécdotas increíbles como el extraño caso de su nombre y el del nombre de su hija: Suria. Su carrera de productora abducida de programas y documentales de HBO la trajo a Buenos Aires hace años, así que cuando decidió mudarse a acá ya conocía el paño. También vino su hija Suria (que ya tendrá su cena aparte). compartimos con ella y su madre una relación de mucho cariño y discusiones apasionadas (como el día en que me emperré en denostar al ukelele porque pensaba que el cuatro era mejor. Ya pienso distinto así que no volveremos a discutir... de eso).

Menú: Creppes de champiñones al champagne y ensalada de hojas con tomatitos, vino tinto y lo que quedó del champagne para un brindis por mi cumpleaños.

Las cosas siempre son inesperadas con Padma, uno nunca sabe qué nuevo proyecto, qué nueva aventura planea. Siempre es divertida alegre y con entusiasmo inusual. A su alrededor las cosas se vuelven mágicas y sorprendentes, adquieren nuevos significados y sentidos. Aunque pensamos absolutamente distinto de casi todo, ella es completamente espiritual y yo muy escéptico, nos ponemos de acuerdo en lo fundamental: La capacidad humana de agregar valor, de cambiarse para cambiar al mundo y hacerlo un lugar mejor. 

Acabo de entrar a Facebock para buscar la foto de Bejuma y Voilá! del 31 de Enero de 2013! Exactamente 5 años atrás. Sólo con padma pasan esas "casualidades"




Esta es Padma, mi amiga de siempre que conocí hace 5 años. Si alguno de ustedes está interesado en vivir una experiencia emocionante les recomiendo acudir a sus conmovedoras clases de Biodanza, son como Padma, inesperadas, alegres e intensas y… uno nunca es igual después de conocerlas. 

Si estás interesado en la Biodanza o aprovechar su basta experiencia en producción audiovisual contactarse con ella  acá