Aunque Padma tiene
mundo, tiene mucho más que eso tiene SU mundo.
Para mí, que estoy en las antípodas de su pensamiento, resulta un
misterio. Su mundo es profundamente espiritual, de energías y significados
ocultos para mí.
Todavía no
decidimos cómo nos conocimos, pero debo reconocer que es como si nos
conociéramos desde siempre o de otra vida (si eso existe). Lo que sí recordamos
fue aquellos días que pasamos en su lugar en este mudo terrenal: Bejuma. Un
pequeño pueblo rural en el que ella tiene una hermosa casa solariega con un
increíble jardín. Allí (mientras se podía) organizaba encuentros de personas de orígenes y personalidades completamente distintas.
Así fue que la
visitamos con Alé y mi hija Helena en aquel viaje a Venezuela. En la casa, en ese momento, había
un escultor afamado con sus dos hijas, una de ellas tocaba el chelo. Un
cocinero que buscaba sus ingredientes en el jardín de la casa con su mujer
chocolatera de Paria, su bebé de días y su niño de 5 añitos. ¡Hasta un Chamán
había! Así que con esta mezcla variopinta hicimos diversas actividades como
ritos, fuegos y ¡fuimos los alumnos de la primera clase de Biodanza de Padma!
Preparé los
ingredientes de la ensalada: Dos clases de lechuga, zanahoria, pepino, radicheta,
rúcula, tomatitos cherry cortados al medio y palta. Mientras Alé tocaba el
cuatro Padma rehogó champiñones que mezcló con cebolla sofrita a los que le
agregó una salsa blanca (bechamel) y un toque de champagne para el relleno de
los creps que luego haría Alé.
Los creps quedaron espectaculares, sobre todo el toque ese del champagne. Para la ensalada hizo una vinagreta de salsa de soja, aceite de oliva, mostaza, ajo y sésamo tostado.
¿Para qué
resumir si tenemos tiempo para contarte toda la historia?
Padma es
generosa en los detalles, no titula ni resume, cada una de sus divertidas
anécdotas es narrada minuciosamente, así que es difícil interrumpirla para
preguntarle algo, pero como no suele saltarse ninguna parte, es innecesario,
tarde o temprano dirá lo que uno quería que explicara mejor.
La
conversación transcurrió como siempre, con alegría y con sus anécdotas
increíbles como el extraño caso de su nombre y el del nombre de su hija: Suria.
Su carrera de productora abducida de programas y documentales de HBO la trajo a
Buenos Aires hace años, así que cuando decidió mudarse a acá ya conocía el
paño. También vino su hija Suria (que ya tendrá su cena aparte). compartimos con ella y su madre una relación de mucho cariño y discusiones apasionadas (como el día en que me emperré en denostar al ukelele porque pensaba que el cuatro era mejor. Ya pienso distinto así que no volveremos a discutir... de eso).
Menú:
Creppes de champiñones al champagne y ensalada de hojas con tomatitos, vino
tinto y lo que quedó del champagne para un brindis por mi cumpleaños.
Las cosas siempre
son inesperadas con Padma, uno nunca sabe qué nuevo proyecto, qué nueva
aventura planea. Siempre es divertida alegre y con entusiasmo inusual. A su
alrededor las cosas se vuelven mágicas y sorprendentes, adquieren nuevos
significados y sentidos. Aunque pensamos absolutamente distinto de casi todo,
ella es completamente espiritual y yo muy escéptico, nos ponemos de acuerdo en
lo fundamental: La capacidad humana de agregar valor, de cambiarse para cambiar
al mundo y hacerlo un lugar mejor.

Esta es
Padma, mi amiga de siempre que conocí hace 5 años. Si alguno de ustedes está
interesado en vivir una experiencia emocionante les recomiendo acudir a sus conmovedoras
clases de Biodanza, son como Padma, inesperadas, alegres e intensas y… uno nunca
es igual después de conocerlas.
Si estás interesado en la Biodanza o aprovechar su basta experiencia en producción audiovisual contactarse con ella acá
Heromoso Ignacio, se ve que conociste a Padma, a Silvia Briceño... En tus palabras se recoge muy bien su esencia.... Hoy particularmente tengo nostalgia de escucharla,... Vivo en Venezuela y tengo un rato de no comunicarnos,... jejeje ahora eso cambiara muy rapido... Gracias por tus palbras,... Con Ellas me di un buen bocado de Silvia (Padma), jejeje...
ResponderEliminarNo hay de qué, Jesús. Ella lo merece. Otro día vendrá Suria también.
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