No voy a despedirme
Hoy Carlos, Carlitos, Charles se despidió de nosotros, pero yo no. No pienso hacerlo. Pocas personas uno encuentra en la vida que hayan enseñado tanto sobre eso mismo: la vida. Sé que no soy el único, somos legión, pero déjenme sentir especial esta vez. Charles era mi amigo y con orgullo pude comprobar que le devolví un poco de todo lo que él nos daba a diario.
Nuestras cenas, nuestras charlas intramuros en ESPN, nuestros after-office. Johnnie Walker, un amigo en común, sabe de nuestras confidencias. Carlos no era una persona más. Toparse con él era experimentar en primera persona una gran cantidad de valores que la mayoría apenas conoce de nombre: honestidad, sinceridad, cultura, amor a la vida y los detalles, el culto a la amistad, generosidad, desapego, obstinación por sus valores, la familia, sus amores, sus hijos y nietos. Nunca, después de mi padre, quise parecerme tanto a alguien. Un ejemplo para mí. Idolo de mi hijo, aunque se conocían y valoraban era más por lo que yo les conté de ellos.
Hoy lo vi por última vez en esta (mi)vida, recordé canciones en francés, el Cavernet Sauvignon, vino que en él no era evasión sino reencontrarse con lo mejor de una persona que a andado tanto, que dio todo lo que tenía y no se quedó con nada. Sólo un poco de aceptar la devolución de tantos favores. Carlitos fue grande. Amigo íntimo de mi ídolo Hugo Casares. Gracias a él conocí su mejor obra: su familia. Sus hijos y Sofía. Grandes personas a su imagen y semejanza de los que siento orgullo de conocer y compartir un poco de mi vida.
Fui amigo de Carlos Mariani, pronto nos encontraremos, espero tener su tranquilidad en ese momento: haber sido fiel a nuestros valores, o no me admitirá en su mesa muy poblada de buenos amigos, Carlos, quiero decir Smowing con Casares al menos una vez!
Contaré una infidencia: me quedé en la calle a esperar. Su hijo mayor (Ale) hablaba con el portero y le contaba de la difícil tarea de comunicar su partida a su larga lista de amigos: Lo menos que le dijeron es que no estando Carlos, cualquiera de ellos ofrecía su amistad. “no estando Carlos contá conmigo como padre”. No hay mayor homenaje, no hay nada más que decir, todos pensamos igual, los que gozamos de su amistad.
Hoy espero el primer granizo para llenar mi vaso de hielo y regarlo con ayuda de Johnnie. Esta es tu cena, de lunes, martes o cuando quieras, ya no tenemos calendario, nos vemos pronto amigo.
Hasta siempre Carlitos, vos sabes lo que significaste para mi y que no en vano con Fran y Marquitos nos tratabamos de hermanos.
ResponderEliminarTe quiero mucho, lamento no haberme podido despedirme de ti, pero desde tu tan querida y segunda patria, la charrua siempre estaras en mi corazon.
beso enorme y el infaltable TQM
Tana
FRAN y MAKI
ResponderEliminarTengo la rara sensación de no saber qué hacer. Por horas pensé en acompañarlos y darle el adiós que el viejo merecía, al mismo tiempo pensé en la múltiple compañía que tendrían y finalmente acepte que por algo no se dio el encuentro final.
La vida es sabia y quizás el viejo no quería que lo viera en sus últimas horas, seguro quería que me guardara para siempre la imagen de patriarca que representaba, la sapiencia de quien dejo en sus hijos su enorme carisma y voluntad.
Anoche no sabía cómo llenar el vacío que tenia y con Maca decidimos un brindis con vino, eso que tantas noches nos convoco en sus venidas o en mis idas a su ciudad. Rápidamente aparecieron los recuerdos simbolizados en su sonrisa contagiosa que retumbara eternamente como testimonio del cariño que siempre disemino en su vida.
Gurises, acá esta Montevideo, con dos de sus amigos de siempre, un poco triste porque eran pocos los tipos que como él demostraban tanto afecto a la tierra charrúa. Pero sepan que acá estamos tan tristes como Uds., solo eso, tristes. No hay sitio para otras cosas porque saben más que nadie que el viejo dejo en vida toda su vitalidad, afecto y comprensión.
El viejo les dejo en vida no solo el esfuerzo de su vida laboral, les dejo lo más importante, una familia, un hogar, su intelecto y su alegría permanente.
HOY LLOREN pero mañana empiecen a disfrutar como lo hizo el, sin dramas, sin cuentas pendientes y con la enorme generosidad de su hermosa persona.
BUEN VIAJE PARA ÉL y para Uds. sepan que quisimos muchos al viejo y lo recordaremos siempre. Sepan además que siempre estaremos dispuestos a recibirlos y darles lo que esté a nuestro alcance porque CARLOS tuvo la enorme capacidad de sumarlos en ese equipaje tan amplio de amistades que tenia y compartía.
Pd: El miércoles y jueves estaré por ahí. No sé sus planes ni adonde estarán esos ánimos, pero me gustaría verlos un minuto para darles el abrazo que se merecen y que deje un poco aliviada nuestra tristeza.
BESOS David “Nachito” como me decía Carlos
Tana y Nachito: Los Mariani fueron muy acompañados, no sé si bien, pero mucho. Es (desde hace décadas) legendaria la capacidad aún viva de cosechar amigos de los Mariani.
ResponderEliminarTampoco nosotros sabíamos qué hacer, sólo ESTAR pudimos.
Un tipo comprensivo como Carlos nos enseñó a mirar dulcemente sin perder autoridad, a dar golpes de cariño, a reír con desparpajo de nuestros errores, a disfrutar del sonido de la puerta al cerrarse porque se viene un "entre nosotros".
Compartí con él el amor a los uruguayos y al Uruguay por añadidura. Y pensar que un tipo tan orgulloso de ser porteño, con el que jugamos a ver si adivinaba cuál era el tango que sonaba, que era un adoquín más de Corrientes (por lo porteño, la cabeza dura le vino de Córcega).
Carlos nos dió a los amigos esa tranquilidad de haber vivido bien, sin rencores, sin dobles discursos. Yo supongo (a veces lo compruebo) que sus hijos heredaron ese don entre otros: la inteligencia (a pesar del rugby), la tolerancia (aunque tengan ese gen corso), la cultura de viajar y aprender, entre otras muchas de las cosas de cuya fuente algunos bebimos unos sorbos.
No soy una autoridad para hablar a su altura, pero siendo este mi blog, me permito esta licencia.
Un abrazo a los dos allende el río.
A Carlos lo conocí a través de mi viejo, Hugo Masci. Más que nada compartí con él unos cuantos almuerzos en el Club de Amigos. Él tenía un enorme cariño con Hugo y disfrutaba mucho de esos encuentros. La verdad, es el único amigo de mi viejo que llegué a querer de verdad. Tenía "onda", era una fuente de sabiduría impresionante, era un ídolo. Lo conocí poco y lo quise mucho. Me hubiese encantado compartir con él más momentos, más anécdotas. Un capo! Abz a todos lo que lo que lo quisieron, porque siento que algo nos une. Querer a Carlos es un sentimiento que une, slds.
ResponderEliminarGracias.
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